viernes, 15 de julio de 2011

NN


Te dijeron que tenías que amar, fuiste aprendiendo a sortear las distancias
para ser parte del mundo o tan solo una partícula suspendida en el aire, un barquito de papel en el medio del remolino.
El tiempo cura todas las heridas, aprendé a olvidar y a decir que sí, no hagas trampa y ofrecé el corazón.
Todo lo que va, vuelve.
Confía en que esos ojos serán fieles y las manos estarán abiertas y apuntarán hacia vos.
No hagas lo que no te gusta que te hagan, máximo kantiano que sólo es un puñado de letras en un libro amarillo y caduco.
Y me preguntás por qué vengo a decirte esto?
Nadie puede evitarte el dolor ni el desencanto, te van a romper el corazón aunque te enseñe los trucos que usan para atraparte, para arrastrarte a la mentira más vieja, te van a doblegar y no vas a poder hacer nada al respecto.
Y todas las promesas incumplidas serán un puño cerrado, la copa que estalla en cientos de astillas, la canción que no cura, la herida que no cicatriza.
No me creas cuando te diga que vale la pena, desconfía cuando te diga que todo pasa y, por sobre todo, corré si sentís que está volviendo a empezar.
¿Querés sentirlo?
Estás ansioso porque recorra tu piel, el pecho latiendo y la sonrisa perpetua.
Todavía pensás que intento cuidarte y que necesitás dejarte caer, caminar por la cuerda floja, mirar al cielo y querer prometérselo a alguien, lanzarte en aguas profundas y no mirar atrás porque sos libre.
La armadura de frases hechas no te cubre del beso con filo, cuando la puerta se cierra y sabés que tiraron la llave, la renuncia es la unica respuesta y los labios se sellan y el corazón se agrieta, y la piel se corrompe y todo eso que parecía decirte “estás vivo” muere muy de a poco, tan lento que es otra muerte dentro de la muerte y, después, el vacío...
La inicial marcada a fuego, indeleble como recordatorio perpetuo de lo que no fue.
Te mirás las manos y entendés que amar es ensuciarse, te contaminás y pretendés que nada pasó para sentirte a salvo por un momento.
Si no es ahora, ¿cuándo?
Entrás al juego, te morís de ganas y sacás las cartas.
No hay manera, la banca siempre gana,
Siempre. Te mirás las manos y entendés que amar es ensuciarse, te contaminás y el teatro se termina y pretendés que nada pasó para sentirte a salvo por un momento
Si no es ahora, cuándo
Entrás al juego, te morís de ganas y sacás las cartas
No hay manera, la banca siempre gana
Siempre.

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